
Dale un "TOSTÓN y vámonos
Columna por Cesar Rue

Tú que estás leyendo, si tú. Quien continua recorriendo estas palabras al tomar ese celular, tablet o computadora. Tú que decidiste seguir este texto y encontrar el objeto del mismo.
Tú, así como yo y también como él, la o las personas que se encuentren cerca de ti, estoy seguro que al menos una vez en toda tu vida has sido partícipe de un acto, quizá mínimo, pero finalmente “un acto”, de la llamada y para mi gusto mal encasillada dentro de sus filas –corrupción-.
Sin afán de ofender ni despreciar el carácter, valores, actitud o decisiones que se pueden tomar en ese tenor, especifico mi argumento. Mi concepción del ser participe, no sólo se define
con dar un billete ni recibirlo, sino con el hecho de callar el acto, mirarlo y no denunciarlo o incluso saberlo. ¿Recuerdas alguna ocasión? ¿ de plano no te identificas? Si es así, disculpa la ironía pero sinceramente no solo me da gusto, te soy sincero… me sorprende.
¿Qué poca banalidad puede llegar a tener el pensar si somos o no partícipes en esos momentos del “ganar ganar”? Ahora a tu mente, o confieso que al menos a la de la gran mayoría de las personas que asimilaron la idea, vinieron imágenes de un policía algo necio y prepotente, siendo sobornado junto a un carro; y del otro lado, un conductor de dos posibles perfiles: fuertemente preocupado y cediendo a lo que el policía dicta o un amplio conocedor del tema.
Con el respeto que se merece nuestra soberbia y eminente autoridad, cuyo país se hunde pese a sus nulos esfuerzos de levantarlo con “apoyos”, “arregladitas” “código 19” o como le quieran llamar. Nos derriten a fuego alto y nos apresuran a someternos a una especie de juego muy muy aprendido por nuestra sociedad para depositar esta confianza en ellos.
Desgraciadamente para el progreso impetuoso del cual presumen nuestros gobernantes, la corrupción no solo nos da pa’ bajo como sociedad, sino que arremete fuertemente contra un preponderante dicho coloquial en nuestro país “en México el que no tranza no avanza”, cuando aquí los grandes poderes hegemónicos políticos y empresariales, tranzan, tranzan y siguen tranzando, y el país se estanca cual porfirismo integro, pero ahora con tecnología, claro. Y pues por lo mismo, no avanza.

Si tú conoces a alguien quien no sólo haya incurrido en este tipo de actividades, sino que ya viva prácticamente de esto, ¿qué esperas para denunciarle?, ¿qué esperas para hablar del tema? ¿Ya lo hiciste? , ¿Ya lo ¿evidenciaste?, pues es claro…
¡NO lo harás!, y sabes… no lo harás porque el mismo sistema te sofoca para no poder remar contra corriente…
Existen diferentes vertientes, formas y alternativas, pero desgraciadamente para el desarrollo de nuestra sociedad, la mayoría de la gente que quiere alzar la voz y lo hace, termina llegando a un
punto de desesperación donde decide: continuar luchando de forma más “radical” y en ocasiones sin organización; o desistiendo de la participación política, social y crítica en favor de la vox populi.
Querida lectora o querido lector, bien sabemos y como dominio público, casi a presencia del término de "cultura general", que en México las percepciones de ciertos manejos de tratos, nos hacen daño. Entiendo las dificultades de pagar una multa de entre quince y veinte salarios mínimos o más, y a preferencia de eso, pagar con un solo billete, ya sea un “Morelos”, un "Sor Juana" o máximo un "Rivera" según la falta administrativa. Pero sí creo que es sano para nuestro exigir y actuar, un modelo donde ya no perpetuemos más ese tipo de cosas y en favor de la honestidad, hagamos ruido sobre las prácticas de ciertos policías, servidores y funcionarios, y su extenuante búsqueda de “pretextos” para infraccionarnos y así exigir cual momento del pastel en cumpleaños “mordida, mordida”.
Es preciso pensar un poco más allá de un funcionario o servidor público pidiendo o recibiendo dinero, sería un placer para nuestro bienestar el hecho de indagar al menos, ¿quiénes son sus jefes?, ¿por qué casi nadie denuncia?, ¿por qué nadie lo hace evidente? ¿Por qué pareciera que tememos al ver una patrulla?
Y quizá la próxima vez, pensaremos si seremos partícipes o no y entonces… estará en nuestras manos no dejar que la impunidad se alimente de nuestro silencio.