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Rebelión popular en busca de la utopía

Columna por Sandra Uribe 

Ante una realidad distópica en la vida social, política y económica de nuestro país, que sin duda parece recogida de una fatídica historia literaria donde se cuentan monstruos alados y castillos en llamas, donde mendigar el pan es lo más humano y ser arrebatado de la vida por una lanza perdida viene con la cotidianeidad de los días; ante esta realidad que no puede ser calificada sino como cruenta y voraz, la oleada de unidad popular se escucha alto entre las llamas de un sistema insensible que día con día nos acerca más a ser un paraíso en ruinas.

En pocos días, 2017 avanza vertiginosamente; desde el poder hacia el abismo y de las clases populares a un enérgico movimiento de indignación día con día más decidido a recuperar la patria, y a luchar por los derechos que poco a poco nos han ido arrebatando. 

En Baja California ya se ondea la bandera de la primer victoria, por primera vez la ciudadanía logró la abrogación de una ley que abriría el paso a la iniciativa privada para lucrar con un derecho básico y universal, el agua; partiendo de ahí, el sí se pudo de los bajacalifornianos es un ejemplo a seguir para todos los mexicanos en lucha, y clarividencia para los indignados de que solo a través de la concientización y la organización popular podemos caminar a ese país que yo llamo utopía.

Donde todos podamos vivir con la dignidad y la paz que merece la vida humana, un país donde las riquezas de nuestra tierra no sean ofrendadas a la mezquindad, sino distribuidas entre la colectividad, un sitio donde el trabajo sea bien pagado y los derechos del obrero respetados, la educación de los niños un bien más valioso que los lujos ostentados, y la seguridad social de nuestros ancianos una retribución obligatoria para lo que nos han dejado.

Hoy en México somos testigos de una indignación acumulada que se canaliza hacia la organización, vemos una sociedad más articulada y dispuesta a recuperar el mando arrebatado en las decisiones del país, no es coincidencia que en Hidalgo, los pueblos del Valle del Mezquital encabezados por el municipio de Ixmiquilpan, entraron al Congreso del Estado de Hidalgo el pasado 19 de enero, también como hecho histórico para exigir a los diputados del estado, hacer suyas las demandas populares que los han mantenido en resistencia y por las cuales, debido a la represión ejercida por los cuerpos federales perdieron a dos de sus integrantes. 

Entre sus demandas, destacan la destitución inmediata de diputados plurinominales y del presidente municipal de Ixmiquilpan, Pascual Charrez Pedraza; castigo y destitución del policía federal el puma, a quien se le imputa el homicidio de Alan y Fredy, así como la indemnización a las familias de los jóvenes. Entre frases como ‘Tú me obedeces a mi cabrón’, ‘Ya estamos hasta la madre’ y ‘el pueblo es el gobernante’ pidieron también que se promoviera la autonomía del municipio, que se pronunciaran en contra de las reformas estructurales y que respetaran el mandato del pueblo mexicano que ha estremecido las calles al grito de Fuera Peña, afirmándose en contra de la administración federal en turno.

Parece demasiado pensar que un siervo del sistema que nos ha encaminado a la ruina haga suya una demanda del pueblo y que la defienda, pero pasó en Baja California y la gente demostró que con movilización el poderoso tiembla; parece demasiado soñar con la autonomía de las comunidades, pero los indígenas de Cherán nos demostraron que es posible, parece demasiado pensar que un municipio pueda sostener su economía sin el comercio transnacional, pero las comunidades zapatistas nos han demostrado en 16 años que no necesitamos subyugarnos al imperialismo.

Hoy los pueblos de las 32 entidades federativas se han pronunciado, no solo contra el Gasolinazo, contra el sistema; municipios, ciudades y estados, que parecían estar dormidos, conformes con esta vida de carencias e injusticias que les ofrece el Estado mexicano, se levantan en células de resistencia para exigir un mejor país, una vida más digna, para obligar a los ciegos y los sordos que se han hecho llamar representantes gracias a esta gran farsa llamada ‘democracia mexicana’, a respetar las necesidades y los derechos de la gente, a seguir el mandato popular, y ocupar quizá por vez primera el lugar que les corresponde; servir, servir a su gente.

Todo tiene un límite y hoy el grito ciudadano lo está demostrando. Quién podría estar conforme con un presidente que no solamente ha evidenciado su torpeza e incapacidad, sino que se ha burlado deliberadamente de la gente desde que tomó el poder, un presidente que no solamente ha solapado los abusos del poder sino que los ha encabezado, un hombre que se mostrado fiel a los intereses del país vecino pero jamás se ha conducido en favor de los mexicanos y hoy lo demuestra aferrándose en señal de nacionalismo al tratado que potenció las relaciones comerciales desfavorables para los productores mexicanos, pero no muestra un atisbo de vergüenza al venderse y vender el recurso más poderoso que ha tenido la economía nacional y mediante el cual se sostuvo desde el general Cárdenas la soberanía nacional.

Por eso no es descabellado que esta rabia con la que se pide la salida de quien nunca fue nuestro presidente, se materialice en otra victoria histórica para México, a reserva de esa pequeña elite que ostentosamente se alimenta de la corrupción y de los favores que la estancia del mandatario en los pinos les otorga, hoy el resto de los mexicanos quiere un México sin Enrique Peña Nieto, y quieren hacer cumplir aquel artículo de la carta magna que otorga el poder inalterable de cambiar el rumbo de nuestros gobiernos.

El contenido literario y periodístico así como los cartones políticos mostrados en esta página son propiedad de El Pregonero Mexicano, construidos  por la voz de una parte del pueblo, periodistas y luchadores sociales. Para su dominio, utilización o reproducción  únicamente comunicarse a los teléfonos y redes de contacto. Pregonemos la verdad juntos.

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