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cuando el cañón apunte al verdadero enemigo del pueblo

Columna por Sandra Uribe

No es secreto que día con día aumenta el desprecio del pueblo hacia el ejército, y es que la Sedena es una de las tres instituciones mexicanas que más quejas por violación a los derechos humanos ha recibido en 12 años, de acuerdo con los datos de la CNDH. Se han vislumbrado casos sobre el uso arbitrario de la fuerza, la ilegalidad de las detenciones, más de una ocasión se han hecho públicos casos en los que civiles mueren en manos de militares bajo tortura; y qué decir de las tantas desapariciones forzadas que han recaído en militares, qué decir de casos tan crudos como los de Tlatlaya y Ayotzinapa.

 

Es claro el desapego del ejército hacia el pueblo y no solo en referencia a los derechos humanos, es clara la forma en la que se conducen los altos mandos de la milicia, es clara su falsa intención por salvaguardar la “seguridad nacional” entendida hoy en día como defensa y protección de indicaciones  gestadas en la esfera del poder, del dinero y hasta de la delincuencia, dirigidas a muchas cosas, mas no al bienestar del mexicano. No hace falta servirse de muchos datos,  basta un momento, un discurso para mirar la disposición por acallar al pueblo y nublar el grito por recuperar lo justo. Salvador Cienfuegos,  titular de la Secretaría de la Defensa Nacional ha dejado claro en múltiples ocasiones que seguirá obedeciendo las órdenes del ejecutivo, que las defenderá y por supuesto hará  lo imposible por guardar el orden y el respeto a las instituciones dentro de nuestra sociedad.

 

Una sociedad por mucho lacerada, invadida por un hartazgo inmenso, provocado por tantas y tantas muestras de desamparo, de abusos,  de disposiciones y determinaciones que no hacen más que acrecentar la brecha hacia la vida digna, que despojan de posibilidades reales al mexicano, ya no por vivir en la opulencia sino por tener lo mínimo necesario para la vida y no la sobrevivencia.

 

“Para nosotros, valores como el honor, la lealtad, el patriotismo, el valor, la disposición, el espíritu de cuerpo y la entrega son asuntos que todos los días estamos viendo” Cita Salvador Cienfuegos en 2014. Entiendo la mecanización ( o la disposición de espíritu y cuerpo como él lo llama) entiendo el tan mal enfocado patriotismo al que alude, su lealtad que mira hacia arriba y se aleja de México; del pueblo, de quienes sufren todos los días las pésimas condiciones de vida a las que se les ha orillado.

 

Y así se entiende el desapego del militar y el ciudadano, así se mira que aquellos que debieran más que otro amar a su patria y cuidar a su gente, han sido formados y deseducados  para lo omisión, entrenados para no hacer preguntas,  para llevar a cabo operaciones sin saber de hecho qué hacen o por qué lo hacen. Se les deshumaniza en el entrenamiento, se les automatiza en el cuartel, y se les aleja… vaya que se les aleja de la crítica, y con ello del verdadero sentido de ostentarse como parte de las fuerzas armadas. 

 

Hoy el pueblo mexicano atraviesa una crisis ya no solo económica, va mucho más allá, el tejido social está estirando como respuesta inherente al tiempo en que se encuentra, la fragmentación ciudadano/institución sigue aumentando, y el número de sectores inconformes que han alzado la voz ante la injusticia parece también ir en aumento. Con más frecuencia escuchamos en las calles gritos estridentes dispuestos a luchar por lo que les pertenece,  estimulo/respuesta le llamaría yo al levantamiento del pueblo, necesidad urgente al clamor de los inconformes. Todos en busca de defender y rescatar la libertad, no solo individual, la libertad de un hermoso país aprisionado por un insaciable y destructor sistema que  atrapa y ensucia cada una de sus partes.

 

Hoy la algarabía crítica es el arma de nuestra nación, más que nunca México y su gente pide a gritos que esta realidad sea distinta; pero esa realidad está ya acaparada por aparatos para enmudecer el lamento, los intereses económicos de las grandes esferas se cumplen únicamente con aprobación y apoyo de esos que llevan las armas y las usan en contra del que solo tiene voz para defenderse.

 

El uniforme, se ha vuelto señal de temor, los verdes, los azules, los blancos; la desconfianza es la misma hacía todos, la posibilidad de un ciudadano por mirarlos como hermanos compatriotas resulta nula, pero que pasaría si esos con las armas en sus manos tuvieran un destello de humanidad, que pasaría si fuesen ellos los que se dejaran embriagar por las injusticias de las que también son parte.

 

Hace algunos días mire una conferencia de prensa que tuvo lugar el día dos de agosto en los jardines cencos, en la  que ex militares hacen un pronunciamiento en contra de las reformas estructurales, donde se unen  a la lucha de Mexicanos Unidos por desconocer al gobierno de Peña debido a su mal gobierno, debido al intento del despojo y la violación del espíritu de nuestra carta magna.

 

Escuché con atención y debo admitir un sentimiento extraño de alegría el pronunciamiento emitido por al General Brigadier Samuel Lara villa, en representación del grupo Los Patriotas del Ejercito del Pueblo en Armas, quienes además de presentar su apoyo al pueblo mexicano en contra del despojo, hacen un llamado a todos los militares retirados y en activo para defender la patria.

 

Que extraño y que reconfortante, mirar a un hombre que lleva el uniforme y las placas del ejército mexicano dirigirse con amor y rabia a su tierra, nos hemos acostumbrado tanto a la crudeza del uniforme que ellos, hermanos mexicanos parecen muy lejanos. La milicia parece estar aislada en una realidad distinta que nubla su verdadero deber, que no les permite mirarse hacia dentro y entender que ellos; ellos también son controlados; que ellos, ellos también son oprimidos buscando ser opresores; que ellos, ellos también son mexicanos, hermanos.

 

Así en dos minutos y medio me perdí en la quimera, y fue inevitable cuestionar, qué pasaría si el máximo aparato de control de estado se permitiera la conciencia de su realidad, probablemente el ejército mexicano respondería al llamado de auxilio que emana de su gente, entenderían tal vez que la soberanía  que tanto han defendido reside en el  pueblo y es al pueblo al que deberían defender, acaso mirarían al manifestante como un ser humano que lleva por arma la voz para defender la misma patria que ellos.

 

Y probablemente ahí termine el ensueño, pero cierto es que cada vez son más sectores los que claman el cambio, y reconfortante resulta mirar que detrás de las insignias existen guerreros dispuestos a rescatar el origen libertario de su formación, a formarse en la trinchera de los inconformes pero más importante que todo, prestos a salvar su nación, la nación de todos.

 

“Ni un paso atrás para recuperar para nuestra patria la libertad, la dignidad y la justicia”, ni un paso a tras general Lara, ni un paso atrás hasta recuperar lo que de México es y a los mexicanos nos pertenece.

 

El contenido literario y periodístico así como los cartones políticos mostrados en esta página son propiedad de El Pregonero Mexicano, construidos  por la voz de una parte del pueblo, periodistas y luchadores sociales. Para su dominio, utilización o reproducción  únicamente comunicarse a los teléfonos y redes de contacto. Pregonemos la verdad juntos.

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