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Pescador

Miguel Ángel Hernández

¡Ganaron los pinches chairos!

Las pasadas elecciones se caracterizaron por la extrema polarización y la descalificación de las personas de acuerdo a sus preferencias políticas. El inicio de la polarización se lo debemos  al equipo del ex presidente Felipe Calderón, quien hiciera del ataque contra AMLO y sus seguidores, el pilar de su campaña; el objetivo se cumplió y gracias a esta campaña de odio, los números comenzaron a reflejar cierto rechazo al candidato tabasqueño, sin embargo el odio es una planta que una vez sembrada crece sola y aunque no se riegue sobrevive.

Fue entonces que Calderón, al llegar a la presidencia con unas elecciones llenas de anomalías y un país en pugna por el discurso de odio que él mismo acuño, decidió  gobernar con el ejército a un lado, justificando su salida a la calle con el cuento del narcotráfico.

Hoy después de doce años de esa fallida estrategia los números son reveladores, más de un cuarto de millón de muertos, un número indeterminado de desaparecidos, millones de familias afectadas y el negocio del narco no sufre ni se acongoja.

Para algunos, el ser Chairo es estar en contra de todo y a favor de nada, ser flojo e ignorante, es estar en contra de las libertades; según este discurso, los que decidieron apoyar a Andrés Manuel no merecen ningún tipo de respeto y  por  lo que pudimos ver en el final de la campaña, su voto no puede ser razonado, ni mucho menos justificado.  Sin embargo, según una encuesta de la empresa Parametria, que se dio a conocer en el portal de ADNpolitico la mayoría de las personas que votaron por Morena, tienen el grado académico más elevado y el ingreso promedio más alto. Esto podría desechar de facto el triste argumento que esgrime la derecha para descalificar el tsunami que significa AMLO.

Los empresarios intentaron hacer entender a sus empleados que no entendían, los “intelectuales” nos invitaron a la reflexión y el análisis de nuestro voto, incluso el gobierno nos conminaba a reconsiderar nuestra actitud  por el bien de un país y no por la revancha surgida del enojo social; nos exigían que endosáramos nuestro derecho; porque según ellos, nosotros (el pueblo), no tenemos la capacidad para elegir de manera adecuada.

La lección fue clara, las urnas se desbordaron y el pueblo gritó su decisión, algunos empresarios en franca actitud de gatopardismo salieron a celebrar el clamor popular, esos que antes trataron de convencernos de renunciar a nuestra voluntad,  algunos medios de comunicación comenzaron a hacer caravana frente al nuevo presidente electo y algunos “intelectuales” se atrevieron a darle la venia y dotar de consejos al próximo mandatario.

Pero hubo otros grupos que reaccionaron de maneras diferentes, los que seguían y siguen propagando el discurso de odio, los que siguen lacerando con comentarios clasistas y discriminatorios; aunque según el cómico @ChumelTorres, los que están mal son los que se ofenden y no los que ofenden.

Están también los opinólogos que no pueden ocultar la repulsión que les causa hablar de Andrés Manuel como el próximo Presidente y el daño que les hace que la mayoría haya creído en su proyecto. Para ellos todo lo que se está haciendo está mal y también está mal todo lo que aun no se hace, por el simple hecho de que el elegido no es para ellos el que debería de estar y es aquí donde entra el otro grupo inconforme:  “La plutocracia”, aquellos que nos trataban de convencer que el cambio está en uno mismo  y que todos debemos de sacrificarnos un poco, hacer un extra para mejorar este país, esos que dicen que lo importante no es el dinero, sino la plenitud que se encuentra en el ejercicio de realizar un trabajo, aquellos que criticaban a los profesores por quejarse de salarios bajos o que invisibilizaron a los más pobres, esos que ahora se escandalizan porque se les quieren bajar sus sueldos, que son groseros y que no caben en un país donde uno de cada dos habitantes es pobre.

Son capaces de echar a andar nuevamente la maquinaria de la polarización con tal de no perder sus privilegios, desde ex presidentes, magistrados y funcionarios de alto nivel, Diputados y Senadores; personas que en el servicio público han encontrado una forma de enriquecerse, en lugar de verlo como una noble profesión.

Personas que con la legalidad tratan de tapar la inmoralidad, con la justificación de que ganar esas cantidades escandalosas,  garantiza que se mantengan ecuánimes, como si el dinero en sus bolsillos pudiera mantener su templanza.

El peor de los hombres es el que se deja llevar por uno de los excesos y el dinero en tal cantidad, solo puede ser perseguido por un servidor público mezquino, ya lo dijo el ex mandatario uruguayo Pepe Mujica: “Si adoran tanto a la plata, que se metan en el comercio, en la industria o que hagan lo que quieran, no es pecado; pero, la política es para servir a la gente”.

Así que señores que consideran que dejar de ganar medio millón de pesos al mes es algo deshonroso y no creen poder lidiar con ello, los dispensamos y entendemos que decidan abandonar el servicio público, les agradecemos dejen el espacio para aquellos que desean participar en la ya iniciada transformación del país, en donde los “chairos” son de todos los estratos sociales, de todos los niveles académicos y de todas las regiones del país, donde éstos a los que no se cansaron de descalificar, un día salieron a votar y eligieron a través del voto dar una lección a los que se creían dueños del país, porque por lo menos hoy: ¡Ganaron los pinches Chairos¡  

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