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Infame informe
Columna por Sandra Uribe
Aunque en México, la crisis económica y el desgaste del tejido social nos azotan día a día, la administración peñista ha abierto una ventana a la incapacidad que percibe internamente para reivindicar al país, no será fácil recuperar la confianza ciudadana y tanto lo saben que el 4to informe de gobierno, ha arrancado con una campaña bajo la frase “Lo bueno no se cuenta, y lo bueno cuenta mucho”. Las oficinas federales han comenzado la torrencial mediatización de buenas noticias para los mexicanos, y han optado por un cambio protocolario que busca legitimar de cierta manera un discurso carente de fiabilidad.

Nulos son los intentos por otorgar confiabilidad al siguiente informe, puesto que el reciente descubrimiento sobre el plagio en la tesis de licenciatura del presidente, no solo evidencia su incapacidad intelectual, sino su deshonestidad ética y la mentira, como eje rector de su carrera política. Detenerse ante este hecho, brinda una idea de lo que el político mexiquense considera como permisible para alcanzar un fin, muestra la facilidad y el cinismo con que será capaz de sostener un engaño con la frente en alto.
En consecuencia, la simulación ha jugado un papel elemental, y es que durante su gobierno, el Estado ha destinado cantidades multimillonarias en propaganda oficial, ya sea para legitimar reformas altamente criticadas por académicos, especialistas y ciudadanos, o bien como parte de una estrategia de contención de daños, ante casos reprobables como el de Ayotzinapa, la Casa Blanca y Noxchitlan; que han sido encubiertos y descaradamente minimizados por el ocupante de los pinos, sus voceros y los medios al servicio del poder, para transformar y reducir la inconformidad colectiva, sin preocuparse realmente porque el discurso trascienda de la mediatización para incidir en la realidad.

Ilustración por Miguel Ángel Hernández
Aun cuando esta estrategia ha llevado al presidente al nivel de aprobación más bajo en la historia, han decidido mantenerse sobre la misma línea al sostener el plagio como “error de estilo”, y a solo unos días del 4to informe de gobierno, el mandatario en un nuevo acto de ficción, anunció que modificará el protocolo del evento al mantener un dialogo con la juventud de toda la república para presentar ante ellos los avances del Estado Mexicano.
En otro acto teatralizado, puesto que se hizo una invitación selecta a jóvenes previamente adoctrinados desde la cantera priista, no solamente para seguir a cabalidad el guion oficial, sino para perpetuar conductas en aras de restituir el presidencialismo ortodoxo que se instauró en México durante el siglo XX, y no una convocatoria abierta al sector crítico de la juventud por quienes el mandatario ha sido avasallado anteriormente, y a quienes no se atrevería a enfrentar porque “sabe que no aplauden”.
Pese a los cambios protocolarios, y suponiendo aun quede un atisbo de credibilidad en el portador del discurso, el informe no será más que un acto de avances ficticios, a no ser que por fin el presidente levante el rostro para hablar sin caretas de la crisis económica, social y política por la que atravesamos y otorgue indispensable respuesta a los aumentos de la luz, el gas y la gasolina, aun después de haber pregonado que la reforma energética los frenaría; es indispensable que se presente con resoluciones reales sobre los casos de desapariciones forzadas y detenciones atribuidas al estado, así como apremiante que anuncie modificaciones en la reforma educativa basadas en el dialogo, y el cese inmediato a la represión física y administrativa que ha ejercido contra los grupos disidentes.
De no ser que exista una aceptación a las problemáticas que nos aquejan como sociedad, y un discurso que presente una modificación real en la planeación del estado, el 4to informe de gobierno no será más que un insulso requisito cumplido.
Resulta imprescindible que Peña Nieto y su equipo entiendan que la corrupción, el desfalco, la crisis, las violaciones a derechos humanos, el enriquecimiento ilícito y el título fársico que ostenta, no pueden explicarse por más tiempo con tangentes que insulten la inteligencia de cualquier ciudadano medianamente informado, que la privatización, la pobreza, el conflicto de intereses, tienen consecuencias reales en la vida pública y no pueden ser olvidados u omitidos por el pueblo mexicano simplemente con una petición de clemencia absurda por parte del titular del ejecutivo.
Sin duda la administración peñista no podrá salvarse del yugo que han puesto sobre su cuello, ninguna modificación en las líneas discursivas o los planes de gobierno, los eximirá del sitio que la propia historia les otorgará, pero aún, si son medianamente inteligentes, podrán flotar sobre los trozos de balsa que han dejado con un poco de dignidad.