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PABELLÓN NACIONAL

Por Victor Enciso

18/09/2016

Es cosa de percepciones

Por primera vez en varios años (o por lo menos es mi percepción como diría Carlos Marín), noto que, en este mes de septiembre, mes de la patria, el mes más mexicano, son cada vez menos las banderas tricolores que ondean en las azoteas de las casas y también he notado un desánimo y desdén por el encanto tan añorado de celebrar nuestra mexicanidad y el orgullo de ser de esta nación. Pero es que el hecho de que la gente ya no ponga una bandera las azoteas de sus casas o adornos patrios es señal de que México está perdiendo el fervor patrio que en años anteriores siempre le caracterizó, pues tal parece que sí.

Estamos a menos de una semana de que Peña Nieto salió del balcón presidencial de Palacio Nacional a dar “el grito” conmemorativo del inicio de la independencia y septiembre no ha sido el mes más favorable para él como jefe de Estado. Desde la visita de Trump a finales de agosto, los cambios en su gabinete, y su gusto por el consumo diario de Coca-Cola, tal parece que Peña está muy mal parado frente al pueblo de México, porque si bien es cierto no es asunto de percepciones, como el mismo Peña señaló en su entrevista con Carlos Marín. Para la ciudadanía, fue imperdonable que el presidente mexicano aceptara ser el anfitrión que recibiera al candidato estadounidense, cosa que dio la percepción de que se estaba burlando de nuestro país, y que además se ha caracterizado por sus discursos contra los mexicanos. Es un acto que en la antesala de su informe de gobierno y peor aún en la víspera del mes patrio, se consideró como un acto de traición a la patria, y es como si en el fragor de la guerra de reforma en el siglo XIX, Juárez hubiera invitado a Maximiliano.

Los mexicanos no sólo están perdiendo la algarabía que les provocaban estas fechas, sino que se están sumiendo en una etapa oscura donde los responsables del fomento cívico y los altos valores nacionales como; la independencia y la libertad, se están volviendo dóciles a los discursos más reaccionarios. Peña como presidente de México, no debió no solamente no invitar a Trump, lo debió de considerar como “non grato” para pisar suelo mexicano desde el momento de sus primeras declaraciones en contra de nuestro pueblo. Pero qué podría explicar que Peña invitará a Trump a México, ¿qué ventajas políticas, económicas le motivaron a hacerlo?, por una parte, la estabilización de los mercados se decía, y por la otra posicionarlo como el patriota que en su cara, aunque con un leguaje dosificado, le diría a Trump que México no pagaría por un muro, cosa que de percepción a percepción no quedó muy en claro que digamos.

Con la salida de Videgaray de la secretaria de Hacienda, se constató que fue él el principal promotor de la visita de Donald Trump y que le costó caro, pero por qué dejar fuera a la canciller Ruiz Massieu que es la encomendada de la política exterior, que llevara las diligencias con los candidatos presidenciales de EEUU, si es que fue una decisión atinada de que visitasen México. Esto fue un claro síntoma de presidencialismo que Peña no tomó en cuenta, pero ella, como fiel burócrata, no defenderá su papel porque son órdenes del señor presidente.

 

Videgaray tuvo que ceder, y con ello sus aspiraciones presidenciales, aunque al entregarle la Secretaría al mismo que fue su antecesor en 2012 José Antonio Meade (pero en un sexenio panista), nos puede hablar de una alianza del PRI y del PAN sobre el rumbo que tomarán las finanzas públicas camino al 2018 y que se deslumbra en un acuerdo político en ambos partidos para no soltar la presidencia y menos la Secretaría de hacienda.  Ante esto, esperemos que Peña, tenga la percepción alentadora de un pueblo desbordado de patriotismo que apoya a su presidente porque tomó la determinación de dialogar con el “fascistoide” Trump, aunque lo dudo.

El contenido literario y periodístico así como los cartones políticos mostrados en esta página son propiedad de El Pregonero Mexicano, construidos  por la voz de una parte del pueblo, periodistas y luchadores sociales. Para su dominio, utilización o reproducción  únicamente comunicarse a los teléfonos y redes de contacto. Pregonemos la verdad juntos.

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