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Tetralizando el discurso

Teatralizando el discurso

Por Sandra Uribe 

Cien años de priismo han dejado en Hidalgo manchada la tierra, desprotegido al obrero, cansado al campesino; y en la urbe esta idea de seudo desarrollo: el profesionista desempleado y el empleado mal pagado, los ancianos olvidados y la mirada en los niños de los barrios, triste y asustada. El tejido social de nuestra gente estira y la clase política no afloja, ahora que viene el llamado proceso “democrático” en 2016, tristemente pienso que la historia del cacicazgo continuará; y lo hará no solo por aquellos métodos ancestrales del partido en el poder, sino por la evidente carencia de fuerzas políticas de peso y con hambre de cambio.

 

Utopía -la “izquierda” en Hidalgo llega a palacio de gobierno- ¿Izquierda? No, supongamos que el Partido de la Revolución Democrática logra formar el que ellos mismos a nivel nacional han denominado como gran frente opositor; sigamos suponiendo y pensemos que consigue colocar a alguno de sus ya precandidatos a la gubernatura. ¿Cambiarían las condiciones de vida para los Hidalguenses?, adelanto y afirmo: difícilmente.

 

Los actores políticos sin distinción de colores e insignias, se han asegurado un lugar en la élite del poder; cada uno de los hombres y mujeres que vemos hoy sobre una tarima, un estrado, o incluso cobijado en una oficina; ha sujetado directamente este concepto con el de política, olvidando la esencia y naturaleza de ésta; el origen colectivo de la práctica que en teoría tendría que caminar hacia el bien común de la sociedad a la que sirve. La política el día de hoy en todas sus esferas, se ha convertido en un arte –y digo arte en el sentido mediático, más vulgar y comercial del término- el arte de la simulación, que sin importar colores se refleja en cada uno de sus actores.

 

Izquierda, derecha o el absurdo término medio del centro, son simplemente conceptos creados como productos dirigidos a sectores específicos de la población, pues todos ellos se sostienen en la imagen y el discurso con el que se proyectan para posicionarse en el mercado. En Hidalgo no es distinto y en esta nueva riña por llevar el mando han comenzado las ventas.

 

La bandera amarilla, esa que pudiera ser opción de alternancia y democracia después de tantos años transitando con el estandarte priista, no se ha diferenciado en esta carrera como oposición, pues Isidro Pedraza y José Guadarrama Márquez, quienes se empeñaron por ganarse el lugar de aspirantes a la gubernatura, han dejado claro que la transformación que buscan implementar no trasciende del discurso y se implanta en el espectáculo.

 

Con algunas distinciones entre uno y otro, los precandidatos nos esbozaron durante su registro ante el Instituto Electoral que aquí se trata de llamar la atención, y por supuesto que la llamada ‘izquierda’ podría si acaso acercarse a sus principios encubriendo el hacer con el manejo del discurso. Y la pregunta es, ¿pensaran los señores que usurpando únicamente con la voz, aquellos lastres que nos aquejan como sociedad, podrían de hecho generar un cambio, -o mejor dicho vender la idea de este-?

 

Eventos protocolarios resultaron dignos de farándula, -o podría decir de la vieja usanza política- pues en ambos casos los perredistas se valieron del acarreo, para escuchar sobre la tarima adulaciones y fanfarrías, mientras ellos se encargaban de brindar su mejor actuación declamando textos con las palabras clave de la corriente que buscan encabezar, y teniendo mínima intención de mostrar un poco de congruencia con sus interlocutores..

El ‘profesor’ Guadarrama –nacido y enriquecido en las filas del PRI-, no ha perdido el porte y la altanería que caracterizan al partido en el poder; muy pulcro y con mancuernillas en el saco, el profe miraba con amabilidad forzada, y a sabiendas de los más de 25 autobuses que mandó traer desde regiones olvidadas del estado aceptó los aplausos, cuando impulsaba ‘El nuevo amanecer para Hidalgo’.

'Hay condiciones en los caminos de los pueblos, en las banquetas de las colonias de las ciudades, en las aulas de las instituciones educativas, en los centros de trabajo. En los mercados brota a borbollones el hartazgo, la indignación de no querer seguir siendo un pueblo pobre, un pueblo indigno, un pueblo de falta de oportunidades.'

Qué puede saber de pobreza alguien que nunca ha sufrido carencias, sino que se regocija en la opulencia, qué podrá saber de indignación: de esa que se mira en los ojos de una madre al ver a su hijo morir de hambre, qué podrá saber de desesperanza, la que siente anciano inválido y abandonado.

Con euforia, Guadarrama iba pasando hoja por hoja, exaltando la importancia de la alternancia, del futuro, del trabajo; modulando la voz según se lo habían dictado.

 

El hombre impecable, con el traje –y la cara- planchados hablaba de dignidad, de oportunidades, de los reclamos del ‘pueblo’; ese que seguramente se ha dado a la tarea de conocer en cifras que no reflejan ni siquiera por lo sorprendente de los números un poco del hartazgo que viven quienes han sido vulnerados.

 

Y entonces cerraba; Vamos por un gobierno del pueblo, por un gobierno que saqué de la pobreza a Hidalgo y vamos por nuestros hijos y vamos por nuestro pueblo. Un nuevo amanecer para Hidalgo. Por un gobierno del pueblo -pero sin sentirse parte de él-  anunciaba con desmedida euforia y no perdió jamás la postura para los tantos lentes que retrataban ‘su momento’, y no perdió siquiera por un instante el estatus que a todos nos recuerda que él, no es pueblo.

La diferencia entre ambos eventos fue sin duda el presupuesto, pues claro está que la audiencia la determina el dinero, y durante el mitin de Isidro Pedraza no eran tantos los simpatizantes;  sin embargo comenzó el show con un ‘buen baño de pueblo’, pues la banda y la gente lo acompañaron en una caminata hasta las instalaciones del Instituto.

 

Más ‘populachero’ el Senador y con menor seriedad pronunciado el discurso; entre chingos y chingados iba dando lectura a un texto con el cuál se le veía poco familiarizado, pero donde afirmaba –sin despegar del papel la mirada- que él pertenecía al pueblo.

Igual que ustedes pertenezco a la clase oprimida, y en su entorno he crecido y olido la pobreza, la pobreza que nos llama a la rebelión,  que nos da identidad, conciencia de clase y nos incita a organizarnos, que nos indigna… [me voy despacito porque tengo que pasar hoja por hoja]

Sí, iba despacio mientras hablaba de un nosotros, y se incluía en la experiencia de sentirnos impotentes ante la pobreza, ante la desnutrición que sufren nuestros hijos –cuando de buena fuente sé, que el suyo vive bastante bien- y con una entonación que no pretendía la tristeza, hablaba de las ocasiones que por falta de dinero un familiar había muerto en nuestros brazos

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Con un discurso que se hizo bastante soso y lento debido a la obviedad de los estandartes clásicos con los que se ha manejado su partido; y que punto por punto iba mencionando, habló con el mismo tono de voz, hasta llegar al final del texto que no causó mínima euforia entre los asistentes; pues a pesar de la empatía en la actitud, el Senador dejó ver su indiferencia  y falta de conocimiento ante lo que le había sido impuesto por sus asesores; sin embargo, no podía dejar pasar la oportunidad de darse el mismo un valor agregado afirmando que las –inexistentes-encuestas ya lo posicionaban sobre su competencia.

 

Congruencia, mencionó varias veces el Senador. Congruencia, esa que los dos aspirantes de izquierda a la gubernatura del Estado no han mostrado a lo largo de su carrera política, esa congruencia que brilla por su ausencia en discursos prediseñados encausados sin fondo con la única finalidad de vender un producto, en eventos que tienen como foco principal la teatralidad del alegato y la banal apropiación de problemas históricos permanentes que lastiman y laceran la dignidad de un pueblo.

Distopía: Alguno de los dos precandidatos se instaura en Palacio de Gobierno, -aun así en Hidalgo no podríamos presumir un gobierno de ‘izquierda’-  en primera instancia por la mayoría que seguiría ostentado el PRI en el Congreso local; después entendiendo que la corriente no podría sostenerse en el discurso, sino que tendría que asumir la desigualdad social promovida desde las leyes del mercado y generar políticas públicas que signifiquen la creación de condiciones más equitativas de vida para la población; defendiendo, creando y materializando derechos sociales. Sin embargo los aspirantes a encabezar dicha idea, se rigen bajo la dadiva que reclama un intercambio entre el clientelismo y corporativismo.

 

Como aproximación primera a los comicios 2016, puedo decir para mí y para todos ustedes: Buena suerte Hidalgo, pues sin negar la importancia de la alternancia política y sin minimizar el logro que significaría  la emancipación del yugo priista –suponiendo que éste llegue algún día- los actores políticos que se han presentado ante nosotros como ‘alternativa’ demostraron ya su estirpe, y su similitud con aquellos que ellos mismos -desdibujando la realidad- han señalado como culpables del escenario que enfrentamos.

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