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Uno más...

La semana pasada en un acto que deja claro el mensaje violento, asesinaron al fotoperiodista Rubén Espinosa, acto que ha causado indignación y rabia en el gremio periodístico.

 

Desafortunadamente no es raro en México que alguien muera por su forma de  pensar, su profesión, su género o inclusive su apariencia física.

 

Tampoco es raro que se justifique su muerte, pues estamos en un país donde las victimas aun después de muertas son más perseguidas y juzgadas que los criminales. Junto al fotoperiodista murieron cuatro mujeres: Nadia Vera, Yesenia Quiroz, Nicole y Alejandra; una de ellas también perseguida por el infame gobierno de Javier Duarte. Dejándonos claro que aquel capaz de incomodar al señor de Veracruz, pagará tarde o temprano, nos sienta en nuestra triste realidad, donde un gobernante tiene el poder de arrebatar tierras, arrebatar dinero del erario y también de arrebatar vidas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este cobarde asesinato debería de sacar a las calles a todos los que ejercen este oficio/profesión, pero también a los activistas,  pues ese día murió una activista de carrera; a los estudiantes, pues fue privada de la vida una estudiante;  debería indignar a todas las mujeres, pues se mataron y torturaron a cuatro de ellas;  también debería de llenar de profunda rabia a todos los padres, pues le quitaron la vida a cinco hijos; debería de volcar en sed de justicia a toda la humanidad, pues ese día extinguieron la vida de cinco seres humanos.

 

Pero está claro que no salimos a reclamar justicia porque no nos sentimos aludidos, muchos de los que escriben o publican en los diferentes medios de comunicación no se sienten periodistas o no sienten el riesgo. El grueso de la población se desentiende del activismo,  el carácter de estudiante es momentáneo y pasajero como para que alguien se sienta parte de este grupo. Ser mujer en este país es sinónimo de renuncia a los derechos y la aceptación de un destino, aunque éste sea trágico e indignante. Los padres renuncian a sus hijos desde que los traen al mundo nacidos en este país, donde nada está por encima de la voluntad del poderoso y por último, pero lo más preocupante; la humanidad no puede salir a las calles porque hace mucho que esta sociedad se deshizo colectivamente de ella;  unos muertos más, con nombres, con familias, con historias y un futuro que apagaron de forma cobarde y prematura.

 

Lo que es realmente preocupante después de tantos muertos, es la muerte de una sociedad, que aunque camina y sigue activa, ya no responde a ningún tipo de situación por más indignante y reprobable que sea. No nos despertaron 49 niños de una guardería en Sonora, ni 43 estudiantes en guerrero, tampoco lo hicieron 18 personas de la tercera edad en Baja California, ni cinco personas en el Distrito Federal.

 

No nos despertaron porque hace mucho que nos hicieron creer que nuestra vida y porvenir no nos pertenecen, que nuestro futuro depende de “portarnos bien”. Es estéril esperar que las autoridades que matan y desaparecen personas dejen de hacerlo, es momento que la sociedad recobre lo que nos han quitado. El poderoso no renunciara al poder por gusto, hagamos nuestro trabajo y  recuperemos la voluntad, la paz y la justicia, recobremos la voz.

 
Miguel Ángel Hernández 

El contenido literario y periodístico así como los cartones políticos mostrados en esta página son propiedad de El Pregonero Mexicano, construidos  por la voz de una parte del pueblo, periodistas y luchadores sociales. Para su dominio, utilización o reproducción  únicamente comunicarse a los teléfonos y redes de contacto. Pregonemos la verdad juntos.

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